Campos y Torozos

Noticias

El Colectivo Tierra de Campos reclama una transición energética justa que evite convertir al medio rural en territorios de sacrificio

El equipo técnico del GAL ‘Campos y Torozos’ ha participado en la elaboración de una guía nacional que promueve un despliegue de energías renovables respetuoso con el medio ambiente y con las comunidades rurales

La Asociación Colectivo para el Desarrollo Rural de Tierra de Campos, a través del Grupo de Acción Local (GAL) “Campos y Torozos”, ha reafirmado su compromiso con una transición energética justa, sostenible y equitativa, que sitúe al medio rural en el centro de las decisiones, evitando que quede relegado al papel de simple escenario para la instalación de infraestructuras.

Mediante su equipo técnico, el GAL ha participado en la elaboración de la Guía para un despliegue de energías renovables respetuoso con el medio ambiente y el territorio, un documento que busca maximizar los beneficios sociales y ambientales del desarrollo energético en los pueblos y comarcas rurales.

Bajo la mentoría de la Fundación Renovables dentro del proyecto Laboratorios GalxClima sobre “Oportunidades de las energías renovables para el territorio”, esta guía ha sido desarrollada por la consultora Red2Red con el apoyo de la European Climate Foundation. En su redacción han participado numerosos Grupos LEADER de Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Andalucía y Extremadura, entre ellos AIDESCOM Campiña Segoviana, Campos y Torozos, Tierras Sorianas del Cid, ARCA, Campiña de Jerez y Costa Noroeste de Cádiz, CEDER Zafra-Río Bodión, PROYNERSO y FADETA.

Evitar que la transición energética genere nuevos territorios de sacrificio

Desde el GAL ‘Campos y Torozos’ se advierte de que la actual expansión de proyectos macrorenovables en Tierra de Campos y Montes Torozos —grandes parques solares, eólicos o fotovoltaicos— puede suponer un riesgo si no se planifica con criterios de justicia territorial. “La descarbonización del sistema energético no puede hacerse a costa del medio rural. No podemos permitir que nuestros pueblos se conviertan en territorios de sacrificio donde se concentran las infraestructuras sin dejar beneficios reales en la población local”, subraya el gerente del GAL, Javier Paniagua Gutiérrez.

Estos proyectos, cuando se implantan de forma desordenada y sin participación local, tienden a consolidar un modelo extractivo: el territorio aporta suelo, paisaje y recursos, mientras los beneficios económicos se concentran en Madrid o Barcelona. Este tipo de despliegue agrava la sensación de desarraigo y potencia la despoblación, ya que la población local apenas percibe mejoras en su calidad de vida ni nuevas oportunidades laborales.

En muchos casos, las grandes plantas macrorenovables ocupan tierras agrícolas o ganaderas, reduciendo la base productiva y limitando las posibilidades de relevo generacional, un fenómeno que acelera aún más la pérdida de población en las zonas rurales.

Frente a este modelo, el GAL ‘Campos y Torozos’ propone un enfoque que priorice los proyectos a escala humana, donde la energía sirva para fortalecer la economía local, crear empleo verde y fomentar el autoconsumo. “Solo si la energía se convierte en una herramienta para vivir y trabajar en el territorio, la transición energética podrá ser realmente una oportunidad y no una amenaza”, afirma el técnico del GAL, David Rodríguez Caamaño.

En este sentido, la guía plantea mecanismos para garantizar que los proyectos energéticos generen retornos económicos, sociales y ambientales en los municipios afectados. Entre ellos, se propone que las empresas promotoras de proyectos macrorenovables dejen beneficios fiscales en el territorio, contribuyan a la creación de empleo local y financien infraestructuras públicas útiles que impulsen el autoconsumo energético de las comunidades.

Los Grupos de Acción Local, un puente entre la energía y el territorio

El GAL ‘Campos y Torozos’, gestionado por el Colectivo Tierra de Campos, viene impulsado este enfoque más participativo y territorial desde principio de los años 90. Su papel, al igual que el de otros Grupos LEADER, resulta esencial para canalizar las demandas locales, mediar entre los agentes públicos y privados, y garantizar que la transición energética se desarrolle con criterios de equidad, sostenibilidad y cohesión social.

Los Grupos de Acción Local son una pieza clave del desarrollo rural porque integran a ayuntamientos, asociaciones, cooperativas y empresas en una red colaborativa que diseña estrategias adaptadas a cada comarca. Gracias a sus Estrategias de Desarrollo Local ‘LEADER’, su profundo conocimiento del territorio y su legitimidad social, pueden actuar como un puente entre las políticas energéticas nacionales y la realidad cotidiana de los pueblos, favoreciendo que los proyectos se planifiquen desde el consenso y la participación.

“El medio rural no puede seguir siendo el lugar donde se instalan las infraestructuras, pero no se decide nada”, insisten desde la entidad. “El enfoque LEADER y la participación de los GAL son fundamentales para que la energía se convierta en una herramienta de desarrollo local y no en un factor de desigualdad”, ha destacado Paniagua.

Una guía para empoderar a los territorios rurales

La Guía para un despliegue de energías renovables respetuoso con el medio ambiente y el territorio está pensada para ayuntamientos rurales, Grupos LEADER y ciudadanía interesada. Su finalidad es ofrecer orientaciones claras que ayuden a los municipios a tomar decisiones informadas sobre los proyectos energéticos, equilibrando la necesidad de avanzar hacia la descarbonización con la protección del patrimonio natural, cultural y social de cada zona.

El documento también destaca que la transición energética debe integrarse en las estrategias de desarrollo rural, alineándose con los objetivos de la metodología LEADER, que se basa en la participación y la innovación local. Entre las propuestas que se recogen figuran la creación de comunidades energéticas locales —donde vecinos, empresas y administraciones colaboran para producir y compartir energía—, el impulso de proyectos de bioenergía y economía circular a partir de residuos agrícolas y ganaderos, y la priorización de proyectos que fomenten la eficiencia energética y la autosuficiencia local.

Un futuro energético con rostro rural

Para el GAL ‘Campos y Torozos’, la transición energética no debe limitarse a sustituir combustibles fósiles por fuentes renovables, sino que debe repensar la relación entre la energía, el territorio y la comunidad. “El futuro energético de España pasa por el medio rural, pero ese futuro solo será justo si quienes acogen los proyectos son también quienes se benefician de ellos”, afirma el técnico del GAL.

El desafío está en lograr que el despliegue de las energías macrorenovables no reproduzca dinámicas extractivas ni genere territorios de sacrificio, sino que se convierta en una oportunidad para revitalizar los pueblos, generar empleo verde, mejorar la competitividad local y fortalecer la soberanía energética.

En palabras del gerente del GAL, “la energía puede y debe ser un motor de cambio para el medio rural: una herramienta que frene la despoblación, refuerce la cohesión, la resiliencia y la sostenibilidad de nuestros territorios, asegurando que nadie quede atrás en la transición hacia un futuro más limpio y justo”.

Laboratorios GALxClima

El programa Laboratorios GALxClima da continuidad la iniciativa «Grupos de Acción Local y emergencia climática» desarrollada entre junio 2022 y mayo 2023, y su objetivo final era promover y favorecer el desarrollo de proyectos vinculados con la transición ecológica por parte de los Grupos LEADER, para lograr un mayor éxito y mayores efectos en términos de impulso de la transición ecológica en el medio rural.

El programa GALxClima es una iniciativa impulsada por la consultora Red2Red con el apoyo y patrocinio de la European Climate Foundation.

En los Laboratorios GALxClima han participado un total de 24 grupos, procedentes de Andalucía, Castila-La Mancha, Castilla y León, Catalunya, Comunitat Valenciana, Extremadura, Galicia, Illes Balears y Navarra, reunidos en torno a cuatro retos urgentes relacionados con la transición ecológica: restauración de espacios naturales y del paisaje, sequía y eficiencia hídrica, incendios y gestión forestal y oportunidades de las energías renovables para el territorio.